Nuestra sociedad y los mitos del sentido común naturalizado
Dejá, no te preocupes, yo te ayudo a pensar // Vos sos inteligente, y el jabón mucho más // Es hora de cambiar el celular // Mientras tanto te sugiero que tenés que votar, votá.
¿Nunca les ha sucedido estar compartiendo una reunión familiar, y en la mesa tener que aguantar los dichos de una tía o un tío "facho"? ¿Nunca han escuchado relatos generalizados cargados de odio hacia cierta temática, que les han hecho detenerse y pensar cómo es posible que tengan miradas tan diferentes? Si la respuesta es sí, entonces sean bienvenidxs a una nueva entrada donde se sentirán indentificadxs con las cosas que tenemos para contar. (Si la respuesta es no, de todas maneras son bienvenidxs, no se preocupen).
En nuestro último encuentro tuvimos la chance de encarar una discusión muy interesante acerca de la cuestión de los "mitos capitalistas", también vistos como "mitos burgueses". Tuvimos una excelente noche de pensar cuestiones que refieren a cómo el sentido común piensa la educación, las cuestiones de familia, la delincuencia y otras cosas más. Desde frases populares como "acá el que no labura es porque no quiere", hasta otras como "los pobres no tienen las mismas capacidades de aprender como nosotros". Resaltamos esa última palabra a propósito, para preguntarnos: ¿Quién es ese "nosotros"?
Aquí entra en juego la introducción de esta entrada. La canción citada -El Mismo Canal- expone cómicamente la manera de operar de los medios masivos de comunicación, instrumento que hoy en día (y si han seguido nuestra línea de pensamiento durante las otras entradas del blog) sabrán que es el elemento por excelencia de transmisión de mitos del llamado sentido común; generados por una clase dominante, normalmente vinculada con tareas productivas, acumuladoras de grandes capitales y/o tareas políticas. Ese es el "nosotros", un nosotros que responde al sistema capitalista heteronormativo: hombre, blanco, cisgénero y heterosexual. No debemos olvidar que, como estima Roland Barthes acerca del lenguaje, estamos refiriéndonos a construcciones sociales que varían según la sociedad en la que se vive y la clase a la que se pertenece. Lo que no se muestra invariable, sin embargo, es el modus operandi de los medios masivos de comunicación.
Ahora bien, pongamos un ejemplo. Pensemos en el mito del instinto materno. Hace no mucho tiempo el actor argentino Facundo Arana habló sobre el tema y dijo que las mujeres se realizan como tales en el momento en el que son madres o encuentran al hombre de su vida. Este mito trae a colación diversos temas como el aborto, la elección de la no maternidad, maternidades subversivas, etc. Si la mujer "nace" con dicho instinto, supondremos que ya sabe cuál es su destino.
Pues bien, comprendemos entonces que la maternidad es la herramienta que mantiene el orden social-heteronormativo; que está íntimamente ligado con la reproducción, y que legitima la "esencia" femenina que completa a las mujeres.
Dice Barthes que el mito es un habla excesivamente justificada. Es tan simple como encontrar un ejemplo que compruebe que las mujeres realmente se realizan como tales al ser madres. De esta manera, estamos a un pasito de que se vuelva algo natural. Es natural querer ser madre, es natural que por ser mujer desarrollemos el instinto.
Otro ejemplo increíble para nuestro caso es Baby Etchecopar. Este personaje tan... particular cuenta con una voz relativamente fuerte (en términos de alcance y aceptación en la población) dentro del espacio de los medios de comunicación, y aunque podríamos pasar días analizando cada cosa que dice y cómo encaja dentro de ciertos mitos que atraviesan nuestra sociedad, uno de sus últimos dichos nos parece sumamente... enriquecedor. El pasado 10 de mayo en Radio 10, nuestro personaje dijo que está “[...] harto de pagarle a los hijos de puta que hoy cortan la Plaza de Mayo, a los hijos de puta que hoy hacen quilombo, a los zurdos hijos de puta que están en contra del FMI y todos cobran subsidios.”
Sin hacer un análisis demasiado profundo, podemos sacar un montón de mitos que, al igual que el instinto materno, seguro más de una vez escucharon. El mito del "vago" que corta la ciudad afectando al laburante "como la gente", el mito de las manifestaciones violentas (como consecuencia del mito anterior, y asociado al mito de la necesidad de "mayor mano dura" contra ese tipo de casos), el mito de la izquierda como una organización subversiva y violenta (por estar en contra de las medidas que el Estado, como entidad de orden, "benevolentemente" intenta impulsar, un mito muy presente en el siglo XX de nuestra historia local) y el clásico mito de que está mal que la gente cobre subsidios (asociado al mito del laburante que "nunca necesitó nada" del Estado, un mito capitalista por excelencia). Ciertamente nuestro querido Baby tiene una capacidad bárbara para facilitarnos el trabajo de deconstruir aquellos mitos que no van con nuestro pensamiento.
Recurriendo una vez más a Barthes, nuestro Baby en cuestión tiene un alcance mediático tan fuerte porque sus dichos -sus mitos- no son cuestionados por un gran grupo de gente. Al contrario, la gente encuentra justificativo en las palabras de Baby, y así el mito se reafirma. Sin embargo, al comenzar a repreguntar, cada uno de esos mitos se caerían a pedazos, y la forma más sencilla de verlo es cuando a unx le empiezan a insultar tratando de esquivar la pregunta.
En resumen, toda sociedad actual cuenta con un fuerte abanico de mitos a su disposición, mitos que con algunos pueden funcionar mientras que con otros no, y viceversa. Estos mitos contaminan todos los aspectos de nuestra realidad, especialmente la esfera de la educación y la concepción de la gente acerca de la misma. Y aunque decimos que toda sociedad cuenta con sus mitos, a veces pareciera ser que nuestra sociedad argentina se ha agarrado todos los peores posibles de una especie de "tenedor libre de mitos capitalistas". ¿Qué dicen?
Nota de los autores: Les dejamos a modo de yapa que piensen el mito de que la mujer provoca sexualmente al hombre.
Ahora bien, pongamos un ejemplo. Pensemos en el mito del instinto materno. Hace no mucho tiempo el actor argentino Facundo Arana habló sobre el tema y dijo que las mujeres se realizan como tales en el momento en el que son madres o encuentran al hombre de su vida. Este mito trae a colación diversos temas como el aborto, la elección de la no maternidad, maternidades subversivas, etc. Si la mujer "nace" con dicho instinto, supondremos que ya sabe cuál es su destino.
Pues bien, comprendemos entonces que la maternidad es la herramienta que mantiene el orden social-heteronormativo; que está íntimamente ligado con la reproducción, y que legitima la "esencia" femenina que completa a las mujeres.
Dice Barthes que el mito es un habla excesivamente justificada. Es tan simple como encontrar un ejemplo que compruebe que las mujeres realmente se realizan como tales al ser madres. De esta manera, estamos a un pasito de que se vuelva algo natural. Es natural querer ser madre, es natural que por ser mujer desarrollemos el instinto.
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Posible reacción que tuvimos a la hora de analizar los mitos que propusimos. |
Otro ejemplo increíble para nuestro caso es Baby Etchecopar. Este personaje tan... particular cuenta con una voz relativamente fuerte (en términos de alcance y aceptación en la población) dentro del espacio de los medios de comunicación, y aunque podríamos pasar días analizando cada cosa que dice y cómo encaja dentro de ciertos mitos que atraviesan nuestra sociedad, uno de sus últimos dichos nos parece sumamente... enriquecedor. El pasado 10 de mayo en Radio 10, nuestro personaje dijo que está “[...] harto de pagarle a los hijos de puta que hoy cortan la Plaza de Mayo, a los hijos de puta que hoy hacen quilombo, a los zurdos hijos de puta que están en contra del FMI y todos cobran subsidios.”
Sin hacer un análisis demasiado profundo, podemos sacar un montón de mitos que, al igual que el instinto materno, seguro más de una vez escucharon. El mito del "vago" que corta la ciudad afectando al laburante "como la gente", el mito de las manifestaciones violentas (como consecuencia del mito anterior, y asociado al mito de la necesidad de "mayor mano dura" contra ese tipo de casos), el mito de la izquierda como una organización subversiva y violenta (por estar en contra de las medidas que el Estado, como entidad de orden, "benevolentemente" intenta impulsar, un mito muy presente en el siglo XX de nuestra historia local) y el clásico mito de que está mal que la gente cobre subsidios (asociado al mito del laburante que "nunca necesitó nada" del Estado, un mito capitalista por excelencia). Ciertamente nuestro querido Baby tiene una capacidad bárbara para facilitarnos el trabajo de deconstruir aquellos mitos que no van con nuestro pensamiento.
Recurriendo una vez más a Barthes, nuestro Baby en cuestión tiene un alcance mediático tan fuerte porque sus dichos -sus mitos- no son cuestionados por un gran grupo de gente. Al contrario, la gente encuentra justificativo en las palabras de Baby, y así el mito se reafirma. Sin embargo, al comenzar a repreguntar, cada uno de esos mitos se caerían a pedazos, y la forma más sencilla de verlo es cuando a unx le empiezan a insultar tratando de esquivar la pregunta.
En resumen, toda sociedad actual cuenta con un fuerte abanico de mitos a su disposición, mitos que con algunos pueden funcionar mientras que con otros no, y viceversa. Estos mitos contaminan todos los aspectos de nuestra realidad, especialmente la esfera de la educación y la concepción de la gente acerca de la misma. Y aunque decimos que toda sociedad cuenta con sus mitos, a veces pareciera ser que nuestra sociedad argentina se ha agarrado todos los peores posibles de una especie de "tenedor libre de mitos capitalistas". ¿Qué dicen?
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Nuestrxs tíxs al enterarse de que escribimos en este blog. |
Nota de los autores: Les dejamos a modo de yapa que piensen el mito de que la mujer provoca sexualmente al hombre.
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