La educación como un derecho [Parte 3]
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(Parece que en los últimos 40 años ha pasado gente muy caritativa por nuestro país...) |
Una estudiante de segundo grado de primaria falta durante meses a clases. El equipo de orientación escolar recibe las observaciones de la docente del curso y decide llamar a la casa de la estudiante para averiguar el porqué de las repetidas ausencias. Quien responde la llamada es la madre, argumentando que su hija había dejado de ir al colegio porque una compañera la molestaba y, de acuerdo a su testimonio, "nadie hizo caso a sus reclamos". La compañera "conflictiva" en cuestión es una niña con dificultades de aprendizaje, con seguimiento constante de la docente y el equipo de orientación. Cuando desde el equipo intiman a la madre con que tenía que llevar a su hija a la escuela porque sino estaría vulnerando su derecho a la educación y sería denunciada, la respuesta que recibe de la madre es que su cuñada había hecho lo mismo en otro colegio y nunca nadie le dijo nada. Luego de un tiempo, un día de manera espontánea la niña regresa a clases, como si no hubiera pasado nada. De todas maneras ya había perdido una buena parte del año escolar.
La situación anterior es real y reciente, y engancha a la perfección con la temática más reciente que hemos discutido y que conforma el final de esta trilogía de entradas sobre educación: la educación como un derecho; cuándo es vulnerada y por quiénes. De la mano de autores como Pablo Pineau, Eduardo Rinesi y María Teresa Sirvent, buscaremos darle un contexto mayor a estas situaciones reales.
La educación como derecho
Desde el momento que un docente deja de preocuparse por sus estudiantes; desde el momento que se siente cómodx por tener "sólo algunxs desaprobadxs" pero se siente mal cuando todo el mundo aprueba; desde el momento que un padre/madre/tutor deja de asegurarse que su hijx vaya todos los días a la escuela, que cuente con las condiciones mínimas físicas, materiales y afectivas para poder llevar a cabo su formación. Desde el momento que todo esto falla, el derecho a la educación se vulnera. Porque al final del día tener un derecho no significa que necesariamente se esté ejecutando dicho derecho, y lxs trabajadores de la educación conocen esto mejor que nadie.
Pero la vulneración del derecho puede provenir de distintas fuentes, no necesariamente de la plena negligencia de una de las partes involucradas. Pineau menciona que entre 1976 y 1990 ocurre un proceso de desmantelamiento a nivel educativo y social que sienta las bases para lo que el modelo neoliberal continuó haciendo incluso al día de hoy, y que ya hemos trabajado en el blog varias veces. Este desmantelamiento logró debilitar las estructuras de la sociedad argentina, logró demoler los viejos valores de lo que Pineau llama el "ser argentino". Aquí hacemos un llamado a María Teresa Sirvent, en el sentido de que se da un empobrecimiento que no se queda sólo en lo material y económico, sino que nos enfrentamos a un pobreza en la seguridad (principalmente laboral) que aumenta la vulnerabilidad de los sectores bajos, una pobreza en la participación político-social que alienta a una cultura individualista, y a una pobreza de comprensión asociada a un "pensamiento único". Veamos otro ejemplo real:
La compañera con dificultades de aprendizaje mencionada en el primer ejemplo deja de asistir a clases por varias semanas, la comunicación con la familia es confusa o inexistente, pero desde el colegio descubren que la madre de la niña había perdido su trabajo, habían echado a toda la familia del lugar donde alquilaban, se habían alojado un tiempo en la casa de la familia del padre de la niña, pero luego de peleas y otras cuestiones personales la abuela de la niña echó a ella y a su madre (pero no al padre), por lo que en los últimos días habían estado viviendo madre e hija en casas de distintas amigas de la madre. Un día la niña regresa al colegio, su ropa no está limpia y su condición física corre riesgo al punto en el que la docente le encuentra una garrapata en una oreja. No sólo que había perdido varias clases, sino que su estabilidad psicológica había deteriorado mucho. La docente no puede contener a la niña, que durante el día repite una y otra vez de manera desesperada que quiere regresar con su madre. Cuenta la docente: "¿Cómo le voy a pedir yo que se siente a trabajar con matemáticas si está viviendo una situación traumática de la que no puede dejar de pensar?"
Mientras que en el primer ejemplo vimos casos más próximos a la pobreza de participación y algunos rastros de un pensamiento único que buscaba legitimar una realidad injusta donde una niña con dificultades no puede compartir espacio con una niña "normal", en este segundo ejemplo vemos un claro ejemplo de pobreza en la seguridad. En ambos casos se está vulnerando un derecho desde distintas perspectivas. Podríamos llenarnos la boca discutiendo sobre cómo el proceso de globalización, el neoliberalismo y los mitos educativos del Banco Mundial protagonizan este vaciamiento de las condiciones educativas, políticas y sociales, pero creemos que es algo que ha quedado sumamente claro a lo largo de este año, y nos interesaba en particular llegar a dos conclusiones:
La educación como derecho
Desde el momento que un docente deja de preocuparse por sus estudiantes; desde el momento que se siente cómodx por tener "sólo algunxs desaprobadxs" pero se siente mal cuando todo el mundo aprueba; desde el momento que un padre/madre/tutor deja de asegurarse que su hijx vaya todos los días a la escuela, que cuente con las condiciones mínimas físicas, materiales y afectivas para poder llevar a cabo su formación. Desde el momento que todo esto falla, el derecho a la educación se vulnera. Porque al final del día tener un derecho no significa que necesariamente se esté ejecutando dicho derecho, y lxs trabajadores de la educación conocen esto mejor que nadie.
Pero la vulneración del derecho puede provenir de distintas fuentes, no necesariamente de la plena negligencia de una de las partes involucradas. Pineau menciona que entre 1976 y 1990 ocurre un proceso de desmantelamiento a nivel educativo y social que sienta las bases para lo que el modelo neoliberal continuó haciendo incluso al día de hoy, y que ya hemos trabajado en el blog varias veces. Este desmantelamiento logró debilitar las estructuras de la sociedad argentina, logró demoler los viejos valores de lo que Pineau llama el "ser argentino". Aquí hacemos un llamado a María Teresa Sirvent, en el sentido de que se da un empobrecimiento que no se queda sólo en lo material y económico, sino que nos enfrentamos a un pobreza en la seguridad (principalmente laboral) que aumenta la vulnerabilidad de los sectores bajos, una pobreza en la participación político-social que alienta a una cultura individualista, y a una pobreza de comprensión asociada a un "pensamiento único". Veamos otro ejemplo real:
La compañera con dificultades de aprendizaje mencionada en el primer ejemplo deja de asistir a clases por varias semanas, la comunicación con la familia es confusa o inexistente, pero desde el colegio descubren que la madre de la niña había perdido su trabajo, habían echado a toda la familia del lugar donde alquilaban, se habían alojado un tiempo en la casa de la familia del padre de la niña, pero luego de peleas y otras cuestiones personales la abuela de la niña echó a ella y a su madre (pero no al padre), por lo que en los últimos días habían estado viviendo madre e hija en casas de distintas amigas de la madre. Un día la niña regresa al colegio, su ropa no está limpia y su condición física corre riesgo al punto en el que la docente le encuentra una garrapata en una oreja. No sólo que había perdido varias clases, sino que su estabilidad psicológica había deteriorado mucho. La docente no puede contener a la niña, que durante el día repite una y otra vez de manera desesperada que quiere regresar con su madre. Cuenta la docente: "¿Cómo le voy a pedir yo que se siente a trabajar con matemáticas si está viviendo una situación traumática de la que no puede dejar de pensar?"
Mientras que en el primer ejemplo vimos casos más próximos a la pobreza de participación y algunos rastros de un pensamiento único que buscaba legitimar una realidad injusta donde una niña con dificultades no puede compartir espacio con una niña "normal", en este segundo ejemplo vemos un claro ejemplo de pobreza en la seguridad. En ambos casos se está vulnerando un derecho desde distintas perspectivas. Podríamos llenarnos la boca discutiendo sobre cómo el proceso de globalización, el neoliberalismo y los mitos educativos del Banco Mundial protagonizan este vaciamiento de las condiciones educativas, políticas y sociales, pero creemos que es algo que ha quedado sumamente claro a lo largo de este año, y nos interesaba en particular llegar a dos conclusiones:
- Como dice Sirvent la pobreza de comprensión, ese pensamiento único, es justamente el punto principal desde el que nosotrxs como docentes podemos atacar. Desde nuestro lugar podemos ayudar a enfrentar el discurso de una realidad injusta y desde nuestro lugar podemos proporcionar a nuestrxs estudiantes todas las herramientas para que puedan elaborar su pensamiento crítico.
- Frente a una vulneración del derecho a la educación es nuestra responsabilidad actuar conforme a solucionar dicha situación. En todos los ejemplos vimos una coordinación entre la docente y el equipo de orientación escolar para establecer comunicación con las familias afectadas, y en el caso de una escuela secundaria, donde la tasa de deserción es mayor, el trabajo en equipo con el cuerpo pedagógico y administrativo de un establecimiento educativo es esencial. En caso de no haber intervención nuestra, estamos vulnerando también el derecho.
La muerte giró la ruleta, ¿a quién le tocará?
Vivir o morir es solo una cuestion de suerte
Un chiquito muere desnutrido en un hospital
Un chiquito empastado te afana
Y te vuela los sesos
Arde la provincia y el fuego llegó a la capital
La muerte espera agazapada en cada esquina.
Finalmente queremos cerrar este compilado de los últimos encuentros con una frase de Rinesi que referenciamos apenas comenzamos a discutir sobre este tópico:
"[...] Por eso hay que seguir diciendo que la salud es un derecho, porque debe serlo y porque todavía no lo es; es necesario decir que la vivienda es un derecho, porque debe serlo y todavía no lo es, y es necesario decir que la educación es un derecho humano universal, porque queremos que lo sea y todavía no nos está saliendo. Entonces, allí tenemos un compromiso militante todos nosotros, en lograr que en efecto los ciudadanos a los que consideramos sujetos de un derecho a la educación puedan, efectivamente, ejercer ese derecho que los asiste. [...]"
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