Nota 3: Crónicas de la disparada del dólar.

(Todas las notas presentes corresponden a cuestiones adicionales acerca de un tópico discutido en una entrada del blog. Estas notas, evidentemente, no encajaban completamente con el contexto discutido en sus respectivas entradas.)

Nota correspondiente a la entrada: La falsa alegría del "¡se viene el Mundial!".

El tema del dólar era una discusión súper importante dentro del sentido común de hace unos años, pero mágicamente en los últimos 2 años se ha callado dramáticamente. En su lugar encontramos un discurso que más o menos dice: "Yo no creo que el dólar afecte a los precios, están exagerando mucho ustedes"

La realidad es que... bueno, dejaremos que las anécdotas hablen por sí solas.

Por Sebastian Ribas:

No pienso andar con rodeos, la verdad es que -y disculpen mis palabras- he visto muchos pelotudos hablando de que la escalada del dólar no les afecta nada, mientras que en mi casa casi tuvimos un pico de estrés por cada día que el dólar aumentaba sin control. Permítanme contarles:

La inversión en dólares y una trabajadora que no estaba pensando en sus cabales.

Así se titula mi primer anécdota. Verán, un día antes de que la escalada brutal del dólar se diera (si no me equivoco todavía se encontraba a 19 pesos en ese momento), mi vieja se apareció enojada por casa. Había estado charlando con su hermana -mi tía- y comentando algunas cuestiones económicas actuales. En mi casa el aumento de tarifas de los servicios básicos nos ha golpeado fuerte, pero no sólo eso, sino también los precios de los alimentos y otros bienes de necesidad. Desde Diciembre de 2015 hemos reducido un montón los gustos que podíamos darnos, y desde 2017 hemos comenzado a padecer mucho más el problema de no llegar a fin de mes, de vivir una semana entera con sólo 100 pesos hasta que llegara la fecha de cobro. Mi tía al igual que mi madre es docente, pero cuenta con una especie de mano invisible que la ayuda a pagar algunos de los servicios, y por ende cuenta con más dinero disponible para darse gustos con las hijas, como por ejemplo ir al cine a ver los últimos estrenos. En la charla que tuvieron, cuenta mi vieja que mi tía estaba muy expectante de lo que iba a cobrar en el mes de mayo, considerando incluso la posibilidad de comprar dólares para guardarlos, ahorrar. Ese comentario naturalmente cayó muy mal en mi vieja, quien venía relatando los malabares que tenía que hacer para llegar a fin de mes, y en mí también, porque no podía creer semejante negación de la realidad y estupidez de comprar un dólar -que ya estaba caro- para ahorrar. Casualmente un día después la escalada del dólar comenzó y yo, además de reírme, ofrecí un consejo en mi Facebook: es un movimiento realmente estúpido que un trabajador compre dólares ahora mismo.

Hora de mirar los precios: canasta básica.

Mi segunda anécdota ocurre luego de que el dólar ya había trepado a 24 pesos. Después de casi dos semanas sin poder ir al almacén, hace unos días (aproximadamente el fin de semana del 12/05) pude ir a chequear los precios, y no hace falta decir que quedé horrorizado.
En un brote de indignación llamé a mi vieja y le mostré algo. Casi gritando expresé: "¡Esto es a lo que me refiero cuando los pelotudos dicen que el dólar no les afecta los precios, mirá todo lo que aumentó!". El producto al que me refería era la harina leudante Blancaflor. La última vez que había visitado el almacén (antes de la escalada del dólar) la harina en cuestión estaba unos 21 pesos, ahora estaba 30 pesos. 
Al momento que escribo esto la harina todavía sigue a 30 pesos, sin embargo el pasado sábado 19/05 noté otros precios que habían cambiado: la bebida energética Monster había pasado de 35 pesos a 47 pesos. También noté que el almacenero estaba con la calculadora en una de las góndolas, remarcando precios. Mi vieja le decía, medio en tono de broma y medio en tono serio, que dejara de remarcar los precios, porque efectivamente nos estábamos dando cuenta de lo que pasaba.

Hora de mirar los precios: insumos electrónicos.

¡Qué alegría que el país tenía cuando Macri sacó el cepo! ¡Finalmente puedo importar electrónica sin esas malditas restricciones de la Aduana!

...bueno, no fue tan así.

Personalmente soy muy fanático de la electrónica y la computación, siendo mi segundo hobby preferido y una de las opciones que consideré antes de estudiar historia. Una de mis mayores críticas al gobierno anterior era lo cara que se había vuelto la electrónica importada cuando se impuso el cepo cambiario, sin embargo, si hubiera sabido lo cara que se iba a volver unos años más tarde no me hubiese quejado.
La cuestión es que la escalada del dólar afecta directa y proporcionalmente a los precios de los insumos electrónicos. Desde 2016 que estaba en mis planes armar una nueva computadora para trabajar y jugar, y en algún momento casi que llegué a tener la plata necesaria, pero poco a poco se fue convirtiendo en un deseo cada vez más lejano. La reciente escalada del dólar nos dejó a mí y a un amigo mirando cómo los precios se disparaban más y más, rompiéndonos así el corazón a ambos. Un componente electrónico que en mayo de 2017 costaba alrededor de 3700-4000 pesos hoy en día cuesta más de 5500 pesos, y los presupuestos para armar computadoras se fueron de 10.000 pesos en 2016, a 19.000 hace unos días (y todavía no volví a actualizar los precios). Aunque otros factores también inflaron los precios a escala internacional, no se puede negar que acá en Argentina, y con el dólar en las condiciones que está, los precios están muchísimo más caros de lo que siempre estuvieron.

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